César J. Sánchez – León.
(71) CRÓNICA DEL LUNES – 4 de julio de 2022.
¿Cuántos y quiénes son?
USA “Grupo Prensa Latinoamericana”
HEY! Semanario Hispano Internacional (USA).

En dos Crónicas de marzo de este año hablábamos sobre los partidos políticos en Venezuela y de su historia, hasta llegar a los días actuales. Hacíamos algo de doctrina en Ciencia Política para sostener que un partido político no sólo no es ni puede ser una organización producto de la improvisación, sino que para tener credibilidad requiere satisfacer varios requisitos, unos de doctrina fresca y vigente; otros programáticos para el país; también de organización esmerada y franca y, claro, de orden legal. El comentario viene al caso porque esta semana que cerró ayer, por las redes y en un texto compendioso, pero a la vez suficientemente informativo, apareció por la vía privada de un grupo investigador, el listado de partidos políticos de la Venezuela actual y que, revisado su contenido suma 42. Desde los más tradicionales como los fundados en la mitad del siglo XX, Acción Democrática y Copei, con raíces en la llamada “generación del 28”, hasta algunos casi desconocidos, de data muy reciente, como Unión y Progreso, Venezuela Unida y Partido Libertario entre otros. En proceso probable de legalización algunos, ya constituidos otros, el hecho relevante es que llama la atención el abultado número. ¿Estarán allí también los regionales? No parece. Ya dijimos al comienzo de este texto que organizar y consolidar un verdadero partido político no es cosa sencilla. Y si atendemos a otros factores también válidos, creemos que sobran muchísimos en la enumeración que, al examinarse con cierto cuidado, parece gozar de certeza. Alguien diría que en Venezuela sobra mucho de lo que no conviene. Por supuesto, en la lista aparecen también el Partido Comunista de Venezuela, Primero Justicia, Movimiento al Socialismo (MAS) o Alianza al Bravo Pueblo; Bandera Roja…Voluntad Popular y como estos nombres varios otros ya conocidos si bien algunos aceptados por el público como negados a morir desde mucho tiempo atrás, pero útiles a su reducidísima militancia, sobre todo al cogollo, para “uncidos” al gobierno de turno, obtener prebendas y cargos a cambio del ruido que hacen por los medios en improvisadas ruedas de prensa de pocos reporteros para denunciar lo conocido, cuando no lo inventado. Propios si se quiere de lo anecdótico vernáculo, estos “partidos políticos” poco aportan a lo útil para el país. El documento deja constancia de escisiones y fusiones, de coaliciones y hasta de partidos desaparecidos. En puridad de ideas, hay que decir que tiene un buen carácter noticioso. Sin embargo, no es posible dejar de pensar al revisar esta nota extensa del fin de semana que estamos comentando, en qué hay realmente detrás y más allá de ratificar la situación crítica de la política venezolana. Al revisar las coaliciones de algunas agrupaciones políticas, por ejemplo, parece adivinarse con facilidad que no hay intereses de afinidad ideológica. Que no son estos los que convienen al país por variadas razones, algunas de bulto. Y ello no pasaría inadvertido para el elector ya de por si cansado de la actitud de muchos dirigentes y vapuleado por la vida diaria; urgido de nuevas caras y de creíbles proposiciones que no de manidas promesas. En términos generales y hasta ahora, en el actual momento, la pluralidad de oposiciones casi que parece vaticinar un difícil por no decir imposible entendimiento… Y ello incrementa la angustia del ciudadano que tiene todavía una justificada esperanza en que la situación del país mejore sobre bases firmes; de solidez institucional. Porque parece advertirse claramente que estamos crudos para ir a unas elecciones en dos años. A la vuelta de la esquina. En el momento presente ¿puede creerse en sana y elemental lógica política, que algún partido esté preparado para recibir el gobierno de la Venezuela actual y conducirla al camino deseado por debido? Es casi obvio admitir que, si los partidos de mayor tradición difícilmente estarían en condiciones de alcanzar el Poder y desempeñarlo con acierto, qué decir de aquellos que recién inician el hoy exigente mundo de la política del presente siglo. Simplemente bastaría con preguntar ante alguna de las organizaciones políticas o sus coaliciones, las más trajinadas, por un debido y creíble programa de gobierno que, ahora, brilla por su ausencia. Hasta ahora es conocido para solamente algunos, el nombre de 18 pre candidatos de la lista que también circuló en separata de las redes, ayer domingo 3 y en la aparece de primero en las fotos, Juan Guaidó. Pero algunos de ellos, también poco conocidos. En fin: todo esto dentro de un ambiente político nacional de apatía; con posiciones muy divididas entre sí y a quienes nadie parece prestar atención. A lo dicho y como si fuere poco, se presenta el capítulo de la terrible disyuntiva de si para concurrir al proceso presidencial de 2024, a qué o cuál método habrá de recurrir para elegir el candidato único anti gobierno. Tarea no muy fácil sea dicho, porque si se elige el método llamado de elecciones primarias, se corre el riesgo de que gane el candidato que más conviene al gobierno y menos a la oposición. Como se lee. Y si, por el contrario, se elige la vía del consenso entre candidatos, no es difícil pensar el camino tormentoso en que se transitaría para lograrlo y si sería, igual que en el otro método de las primarias, el investido con la escogencia como candidato abanderado el más apropiado. Una y otra opción requiere cada una preparación previa y una voluntad que vemos ajena a la de “todos quieren ser presidente”. No es la misma situación en el PSUV, que en ventajista campaña desde hace más de un año y con todos los recursos bajo su dominio, con muy buena organización, se perfila en muy buena posición para ganar las elecciones con la ayuda decisiva, para colmo de males y con su actitud, de los partidos que pretenden hacerle oposición. En estas estamos y en ellas seguimos…

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