RobAlonso

Robert Alonso · @RobAlonso

11th Apr 2014 from TwitLonger

MÁS "PROFECÍAS" DE ROBERT ALONSO

En el año 2000, publiqué un libro titulado "Regresando del Mar de la Felicidad", una historia novelada sobre un cubano-venezolano, quien luego de muchos años de exilio en Venezuela, decidió regresar a Cuba por última vez... y por unos días, luego de ser diagnosticado con un cáncer terminal.

Aproveché la historia (basada en hechos reales), para echar el cuento de Cuba, desde que fue descubierta por Cristóbal Colón, hasta el 20 de mayo de 2000, cuando Fidel Castro dio su fatídico discurso ante la Asamblea Nacional, donde dijo: "para que subsista la revolución cubana, tiene que subsistir la revolución bolivariana". Aproveché, además, para hacer ciertas "odiosas" comparaciones entre "La Revolución verde como las palmas" y "la revolución bonita bolivariana". A más de uno se les pararán los pelos.

Me llamó la atención anoche (10 de abril de 2014), cuando Elías Jagua (hoy-canciller del régimen bolivariano de Venezuela), en la 1ra ronda de "diálogo", nos dijo que "ahora el pueblo tenía comida... no como antes". El alcalde (oficialista) Jorge Rodríguez, se dio el tupé de decir que en la llamada "Cuarta República", los venezolanos comían alimentos para animales... como la Perrarina. Siendo médico, Rodríguez sabe - perfectamente bien - que tal cosa, NO SOLAMENTE ES FALSA, sino imposible. Los humanos no pueden comer Perrarina, porque terminarían muriendo.

Bueno, al menos en la Zona Rural de El Hatillo, donde tenía miles de vecinos campesinos, pertenecientes a la clase social más pobre de Venezuela, eso jamás sucedió... ¡jamás lo escuché!

Entonces me vino a la mente el siguiente capítulo del mencionado libro, que hoy desearía que muchos venezolanos pudieran leer:

DEL LIBRO MENCIONADO:

Estoy TOTALMENTE convencido de que nuestro presidente es de formación marxista-leninista, a quien - AFORTUNADAMENTE - se le fue la “guagua” que pasó por Latinoamérica en la década de los sesenta. De haber llegado al poder entonces, hoy Venezuela sí estaría navegando “felizmente” por el mismo mar de la Cuba actual... con todo y que somos el tercer proveedor de petróleo crudo de los Estados Unidos.

Hoy el mundo es otro y los factores que hicieron posible el comunismo castrista ya no existen, a Dios gracias. En el supuesto y absurdo negado de que Chávez convierta a Venezuela en una segunda Cuba y haga un viraje hacia un sistema comunista, ES BUENO DECIRLO AQUÍ - 15 de junio del año 2.000, siendo las 7:45 de la noche - habrá engañado a todo un pueblo, pues el venezolano, en un 93% rechazaba un sistema como el de Cuba.

El pueblo de Venezuela votó por un presidente D E M Ó C R A T A... no por un dictador, ni de derecha ni de izquierda. Cuando pasen cuarenta años sería muy fácil decir que la “revolución pacífica comunista” de Chávez fue respaldada por su pueblo. En ese supuesto y absurdo negado, REPITO, no puede haber margen para el “cuento chino”. Podremos decir que en Venezuela se quería un cambio profundo de sus instituciones, que se eliminara en lo posible la galopante corrupción (un mal genético en Venezuela); que los poderes fuesen autónomos; que hubiese prosperidad económica, INVERSIONES EXTRANJERAS Y NACIONALES; más fuentes de trabajo; mejores condiciones de vida, viviendas... MUCHAS, MUCHÍSIMAS VIVIENDAS. Acuérdense de esto último: V I V I E N D A S, ¡Muchas, muchas, muchas, muchas viviendas!

El venezolano no votó por Chávez para que dentro de diez o quince años se le prohíba la entrada a un hotel administrado por extranjeros. Para el momento en que Chávez tomó el poder, el venezolano no sabía qué cosa es hacer cola para comprar papel higiénico. No había escasez de productos de la cesta básica; quien se quisiera ir del país solamente tenía que comprar su boleto en autobús, en barco o en avión... o emplear su propio vehículo… o piernas, para cruzar los puentes que van hacia Cúcuta, Colombia u otras ciudades fronterizas colombianas o brasileñas.

Había cualquier cantidad de publicaciones, tanto nacionales como internacionales... periódicos privados y uno oficial, “El Diario del Presidente”. Las televisoras - con la excepción de una - estaban todas en manos privadas y lo mismo podemos decir de la radio. Se tenía libertad plena y absoluta para decir lo que a uno le daba la real gana, leer lo que se le ocurriese... militar en el partido político que quisiese, jugar gallos, apostar en el famosísimo “5 y 6”; ser evangélico, testigo de Jehová, santero, católico, mormón, adventista del séptimo día, judío, ateo, etc. A quien no le gustara su patrón tenía la plena, absoluta y total libertad de buscarse otro. No existían “comités de defensa de la revolución pacífica”, por lo tanto no se tenía que delatar al vecino de al lado. No había que estar pidiéndole permiso a nadie para hacer una reunión en la casa que pasara de seis personas; se celebraban las Navidades, Año Nuevo, carnavales, SEMANA SANTA; las playas eran públicas y todo el mundo - con dólares o con bolívares - tenía acceso a ellas. Había VARIAS EMPRESAS que daban servicio de televisión por cable, TRES EMPRESAS de telefonía celular - y prácticamente todo el mundo tenía un aparatico de “esos” -; acceso LIBRE a la Internet.

En la Venezuela que recibió Hugo Chávez Frías, NO SE ABRÍA LA CORRESPONDENCIA, aunque de vez en cuando se pinchaban - extra oficial e ilegalmente - uno que otro teléfono para “estar al día”. La propiedad privada se respetaba (jamás fue saqueada una vivienda con la venia del gobierno) y uno podía vender, PERMUTAR, alquilar o regalar su vivienda... y hacer lo que le viniera en gana con cualquier propiedad.

Había educación privada y pública. NO HABÍA CONTROLES CAMBIARIOS DE DIVISAS. No se le exigía al venezolano cortar caña ni hacer ningún trabajo NO REMUNERADO. Para entrar en las universidades públicas no se necesitaba estar inscrito en el partido de gobierno. Había universidades privadas.

Todo venezolano tenía derecho a la información “veraz y oportuna”... y esto último era un derecho CONSTITUCIONAL, como también lo era el derecho a una vivienda DIGNA, aunque este “sagrado” precepto estaba escrito en letra muerta. Había derecho a la defensa, incluso, a demandar al Estado.

Todas las bodegas, ABSOLUTAMENTE TODAS, estaban repletas de “porquerías”. Hablo de TODAS, ojo, porque no quiero que venga un “afecto al régimen socialista chavista” por allá en Bolivia a decirme que cuando Chávez tomó el poder sólo LOS RICOS tenían “supermercados”. Que no me vengan con eso.

Quien quiera que se lea el libro HOY y no esté de acuerdo, que me acompañe a cualquier bodeguita escondida por ahí en un monte, para que constate que hay Tampax, Modess, Kotex, Always, papelón, azúcar, SAL DE FRUTA, aspirinas, ALKA SELTZER, caña blanca (toda la que quiera), “Caballito Frenado” (todo el que quiera), pan, “arpargatas”, cacerolas, cerveza (como arroz partido), arroz partido, yuca, melones, mondongo, cazabe, pasta (“como pa’tirá pa’rriba”, de mil formas, secas, precocidas, congeladas), pollo, huevos (de gallina y de codornices), leche (de varios tipos y marcas: en polvo, encartonadas, de larga duración, de la vaca de un vecino), mantequilla y margarina (de varias marcas y en algunas bodeguitas hecha en casa y se vende por gramos envuelta en papel celofán), papel celofán, papel de aluminio, bolsas para la recolección de basura, aceite (de varias marcas), café (de varias marcas), plátanos, papel “toilet” (de varias marcas: suaves, ásperos, de colores e incoloros, olorosos e sin olor) cochino, pescado (enlatado, fresco, salado), algodón, alcohol, harina pan, harina blanca, harina de todo uso, sal, pimienta, “chimó”, guaralitos, tornillitos, B O M B I L L O S, velas, mayonesa (de varias marcas), salsa de tomate “ketchup” (de varias marcas), machetes (de varios tamaños), preservativos (de varias marcas, colores, diseños y sabores), linternas, bombillitos para las linternas, pilas de todos los tamaños, colores y marcas - incluyendo las alcalinas - estopa, compota para bebés (de varias marcas y sabores), chucherías (nacionales e importadas cuya variedad se pierda con la imaginación), kerosén, manteca (de varias marcas), hojas para envolver hallacas, maíz blanco y amarillo, maicena, fororo, gofio, hojillas de afeitar (de varias marcas), papelón (raspadura), cigarrillos (de mil marcas, nacionales e importados... por cajetillas y/o al detal) semillas de girasol (para los loros), Perrarina (para los perros), Ponerina (para las gallinas), Conejarina (para los conejos), Vacarina (para las vacas), Cabarina (para los caballos, burros y mulas) tomate, cebolla, papa (de varias clases: amarillas, blancas, colombianas), galletas (de varias marcas)... en fin. DE TODO.

El portugués bodeguero de la esquina vendía “fiao” y uno le pagaba por fracciones de cuotas, retrasado y sin intereses. Para el momento de escribir este libro, el venezolano no sabía lo que era un “mercado negro” porque simplemente NO EXISTÍA. Quien fuese a una farmacia encontraba de todo, era raro que no hubiera el medicamento que se requería, incluso las medicinas “tapa-amarilla” (genéricas), que eran más baratas.

Todo, ABSOLUTAMENTE TODO se compraba con la moneda nacional, con tarjeta de crédito o con cheques, que a menudo rebotaban por falta de fondos. No había “jineteras” que se acostaban por un “panti”. A las prostitutas (incluyendo a las “caminadoras”) se les pagaba con “metálico”, no con piltrafa o invitándolas a un paladar de una estrella vieja y oxidada. Había lápices, libretas, libros escolares, uniformes escolares. Había sindicatos y derecho a huelga; prestaciones sociales, adelantos de sueldos y “préstamos”. Se podía protestar en demostraciones públicas, no había “brigadas de acción rápidas” que golpearan con cabillas a los que protestaban, ni milicianos. No había UN SOLO RACIONAMIENTO. La gasolina se la vendían a quien llegara con un vehículo o con un “perol”. Muy pocas veces se iba la luz y cuando se presentaba un apagón generalizado el pueblo creía que era que se estaba dando un golpe de Estado.

Teníamos una obra de teatro, “La Reconstituyente” a la cual iban los ministros de Chávez a reírse, no a llevarse presos a los actores. Las elecciones eran bastantes “limpias”. Durante esos “cuarenta años horrendos” no se interrumpió jamás el hilo constitucional y el partido que perdía las elecciones le entregaba el mando al ganador, incluso a Chávez.

FIN DEL CAPÍTULO

Nota: Si desean leer mi libro, lo pueden bajar - GRATUITAMENTE - de la siguiente página:

http://mrr.name/RegresandoDelMarDeLaFelicidad.pdf

11 de abril de 2014
Robert Alonso
El Guarimbero Mayor
robertalonso.vip@gmail.com
@robalonso
Índice de los TL's (artículos publicados en Twitter) anteriores: www.mrr.name/tl

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