Los usos del café #poemasdeamor


LOS USOS DEL CAFÉ

Sueles regar mis macetas con café.
No digo nada por el acuerdo tácito
que tenéis plantas y bestias silvestres.

Si un día salgo a airearme,
y tú prefieres quedarte en casa
intoxicando los geranios,
digo, por ejemplo: “Está nublo”
o “qué bien vendría una agüica,
las aceras andan llenas de roña”
o “si sobra café, guárdame algo”.
Bendito ingenuo estoy hecho.
Tú rápidamente improvisas
una despedida cálida y nada planticida.
Claro, eso bien vale el sacrificio.
Al volver, una orquídea cabizbaja
me mira como pidiendo auxilio,
y preparo la cena, bastante afligido,
preguntándome si ellas serán el precio
que vale este amor doméstico
o si solo es un crimen cruel y gratuito.
En cambio tenemos el buen ficus
que cada día veo más y más hermoso.
De noche me despierto y lo acaricio,
o le susurro unos versos que sé en gallego.
No es raro que me los invente un poco.
A veces aparece un bosque mágico,
o por lo menos algún árbol oráculo.
Tranquiliza pensar que el insomnio
sirve para sanar los vasos liberianos
y los finos conductos cribosos
por donde circula una mezcolanza
de sana savia, traidor café y falsas rimas.

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