Radon · @MicroRadon
8th Apr 2018 from TwitLonger
LA SUSTITUTA (Concurso de #cienciaficción de Zenda)
El perito vino a casa el sábado por la mañana y la estuvo examinando durante cerca de dos horas. Salió del dormitorio con gesto sombrío y nos dijo que tenía que llevarla a reparar a la Central, y con los tiempos medios que estaban manejando tardarían al menos un mes en tenerla lista. De todas formas no teníamos que preocuparnos por nada, añadió de inmediato en un discurso repetido de forma mecánica, ya que la reparación estaba cubierta por el seguro, que además nos enviaría una unidad de sustitución durante su ausencia.
Reunida toda la familia en el salón, nos fuimos despidiendo uno a uno de mamá. Yo entonces era un prototipo de segunda generación, así que carecía de sentimiento alguno para emocionarme en ese justo instante. Simplemente estreché su mano y le deseé una pronta recuperación; sin embargo mis hermanos humanos comenzaron a gimotear como si tuvieran un fallo en el sistema, mientras que mi padre se mostraba completamente abatido y obsoleto tras conocer la noticia. Antes de irse, mamá descargó toda su memoria en la consola central y nos pidió que nos portáramos bien mientras la arreglaban por dentro, y que le hiciéramos caso a papá en todo. Nos escaneó por última vez y se marchó de la mano del perito. Esa fue la última vez que la vi.
La sustituta vino al día siguiente, aunque no la desembalamos porque mis hermanos se negaban a activarla, como si aquel simple acto supusiera una traición a mi madre. Yo insistía en que necesitábamos una figura materna para nuestro correcto desarrollo, pero ellos se negaron en redondo y la bajaron al trastero, con el resto de bártulos que no encontraban un lugar en nuestro mundo. Mi padre no decía nada, se limitaba a espantar los problemas con la mano, siempre buscando el refugio de su habitación como un animal herido busca su cueva para lamerse las heridas y acariciar sus cicatrices. Si hubiera sido sensible seguramente habría sentido lástima por él; primero pierde a su mujer y luego a su clon.
Dos semanas bastaron para que nuestro feliz hogar se convirtiera en un cajón desastre. Mis hermanos apenas ponían un pie por casa, y cuando lo hacían era en un estado etílico lamentable. Mi padre era una sombra del humano que un día fue. Harto ya de vivir así, una noche accedí a la consola central y descargué la última versión compatible con mi modelo, que incluía varios sentimientos básicos. Tras actualizarme, y decidido al fin a soltar lastres y desarrollar mi potencial fuera de esas asfixiantes paredes, bajé al trastero y saqué a la sustituta de la caja. A la tenue luz de la bombilla parecía un ángel. Y por primera vez sentí lo que era el amor.
Desde entonces no nos hemos separado ni un momento. Al poco de partir tuve que reprogramar las funciones básicas que traía configuradas, ya que mi sistema requería de otro tipo de compañera de viaje menos maternal, y ahora Carla, como bauticé a la sustituta, es una novia divertida, cariñosa y muy creativa. Con ella siento cosas que nunca imaginé que sentiría. Hasta hemos hablado de adoptar un humano.