The Witcher 3 - Veredicto


The Witcher es de esos juegos que aplazas por jugar tras haber tenido malas experiencias con los dos anteriores. El primero, que tiene el dudoso honor de ser uno de los muy pocos juegos que he dropeado en mi vida por su mediocridad, y el segundo, que sin ser mal juego, no veo en él lo que muchos otros ven.

El caso es que con TW3 tenía miedo. Miedo a que las expectativas estuviesen por encima de lo que me iba a encontrar, y miedo a que en general, tras dos juegos que no me cautivaron, y un mundo que a priori, tampoco me interesaba (no sin razón me he metido de lleno sin leer los libros) lo he ido posponiendo más y más. Hasta que llegó julio.

Han sido 180 horas dedicadas al mundo de The Witcher 3, junto a sus dos increíbles expansiones. Y puedo decir que cada segundo ha merecido la pena.

No me quiero extender en demasía porque seamos claros, de este juego está ya todo dicho. Tiene una de las mejores - si no la mejor - narrativa tradicional de la industria. Un mundo que engancha, no solo por la historia que te cuentan, si no por todo el lore que hay formado a su alrededor. Lore que le debe a los libros, por su supuesto, y visto como tratan a los personajes los polacos, no me cabe duda del respeto que le tienen a Andrzej Sapkowski.

Esto no es un RPG en el que roleas para ser bueno o malo, caótico o legal. Aquí roleas para ser Geralt de Rivia, y todas las decisiones que vas tomando, son decisiones que el propio carnicero de Blaviken consideraría, y eres tú el que decide el devenir de los acontecimientos. Imposible de olvidar cadenas de misiones como las del Bloody Baron, la gran mayoría de lo visto en Skellige (el espíritu del bosque fue increíble) o la misión de Dandelion, por citar algunas.

Y eso es lo que hace interesante al juego, que te mantiene enganchado a cada momento, que no sabes lo que va a pasar. La narrativa es tan sumamente buena que tienes ese deseo de saber qué va a pasar y cómo se va a resolver la historia, que siempre, siempre, te explota en la cara. ¿Finales felices? No en The Witcher 3, más bien agridulces. De mis favoritos, por cierto.

He de admitir, eso sí, que toda la parte de Novigrad me ha resultado sumamente aburrida - muy al estilo Wyzima en el 1 - aunque afortunadamente, no impacta en lo demás.

El mundo es interesante de explorar, y aunque peca de mapa de Ubisoft con todos esos marcadores en él, al final los exploras porque siempre hay una recompensa. Una nueva misión, un punto de interés, o un arma nueva. Aunque eso sí, no por más grande, se es mejor.

Los campamentos de bandidos clónicos están ahí. Las cuevas sin mayor recompensa que una espada, están ahí. Y cuando crees que CD Projekt ha aprendido, te sueltan contra 60 masillas en Blood & Wine para engordar de contenido el mapa. Que oye, soy retrasado y lo he hecho todo (salvo las treasure hunts por razones obvias) pero también creo que con un mapa más pequeño, podría haber quedado algo mucho más compacto - y que no se diluya entre tanto campamento clónico.

Y aquí viene mi principal queja del juego. El combate. Vamos a dejarlo en que es... poco inspirado. He contado los combates en los que he visto mecánicas interesantes - o que directamente me han forzado a pensar un poco. Han sido siete. Cinco de ellos, de las dos expansiones. El resto del juego lo he completado a base de tirarme Quen, pulsar el cuadrado cuatro veces y esquivar hacia un lado mientras sonaba Silver for Monsters. En difícil.

Hey, tampoco pedía algo super complejo, pero es que esto es vagueza extrema. No hay combos, no hay razones para alternar el ataque fuerte con el rápido, o para usar señales. Tampoco hay razones para prepararse el combate con pociones porque los enemigos caen muy rápido. Estoy súper ok con que las masillas no sean difíciles, pero ¿y los contratos? Podrían no se, que cada enemigo tuviese un patrón o algo, que cambiase de fase... los desarrolladores son ellos no yo pero joder, ha sido soporífero. Es bastante triste que un combate tan... así consiga dar al traste con dos aspectos del juego que me parecen muy trabajados: el sistema de alquimia y el de crafteo. No los usas porque no te hacen falta. Y si la excusa es que no lo he jugado en dificultad máxima, entonces el juego tiene un problema de balanceo serio. Muy serio. Especialmente cuando en los tramos con Ciri, que sin tener demasiada profundidad tampoco, tengo más interés en hacer cosas con ellas - también es cierto que sus combates son más espectaculares por razones de guión.

Podría seguir dándole palos al sistema pero tampoco creo que sea el punto. La banda sonora consigue ponerte los pelos de punta y entrar en esa adrenalina del combate. Visualmente me parece un escándalo, y que esto saliese hace dos años y siga dejándome la boca abierta dice mucho.

Y ese final, ese bendito final. Un broche de oro a todo el recorrido. Una despedida a la altura. Pero tras él, empieza otra aventura.

Hearts of Stone nos presenta a un arquetipo de villano que se encuentra entre mis favoritos: el caótico malvado. Ya sabéis a quién me refiero. Toda su cadena de misiones se encuentra entre las mejores del juego, y diría que es una expansión de la hostia... pero es que luego llegas a Blood & Wine. Y es la rehostia.

Si bien empieza más lenta que HoS, cuando arranca, despega y se va a la luna. Vampiros, cuentos de hada, reencuentros... Es un broche de oro a uno de los mejores juegos de esta generación y por qué no, de los que he jugado nunca.

Sigo en shock, la verdad. Tengo que procesar aún todo lo que he vivido y sentido mientras jugaba a esto, y aunque tiene cosillas que me hacen arquear la ceja, entiendo que tenga la fama que tiene. CD Projekt ha tenido un ascenso meteórico en esta industria, y si siguen así y mejoran lo que tienen que mejorar, miedo me da lo que puede ser Cyberpunk.

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