Wertform

Le Doulos · @Wertform

11th Mar 2016 from TwitLonger

Comentario sobre marxismo y «apropiación de luchas»


Un breve comentario suscitado tras leer este tuit: https://twitter.com/albertlb14/status/708036078947713025, desde la buena intención y sin acritud alguna con el autor.

Todo aquel que tenga voluntad de contribuir a un proceso que considere justo y capacidad para aportar elementos de crítica que permitan elevarlo debe ser animado a hacer lo propio. La circunstancia personal de cada individuo es interesante como elemento de análisis de las posibles determinaciones que limiten su discurso, pero colocar la misma como criterio o requisito, en función de consideraciones empiristas (que colocan el conocimiento y la experiencia sensorial como elementos suficientes), esencialistas (que sitúan la capacidad en caracteres ontológicos de un sujeto social mismo) y/o moralistas (que considera un agravio o un entrometimiento criticar los términos teórico-prácticos [epistemología, estrategia, táctica, etc.] de luchas que por los criterios anteriores no "le afectan"), esto es, consideraciones exógenas al propio avance de la praxis emancipatoria (a menos que la misma se defina y se limite por tales consideraciones, que es el quid de la cuestión) que le permita acceder a la participación teórico-práctica en esos mismos procesos sociales supone una suerte de patrimonialización de los mismos («apropiarse de...», como si entre los considerados sujetos protagonistas de cada lucha no hubiera confrontación y división por tanto) que no hace sino ralentizar su dialéctica histórica y su evolución, aunque sea, en términos burgueses, por mor de todo el capital cognitivo y experiencial que queda desaprovechado. Desde una posición pretendidamente marxista, ese planteamiento choca con evitar el trasplante mecánico de construcciones teóricas que da lugar al eclecticismo de la adjetivación infinita. El marxismo debe (y eso depende de que los marxistas se tomen en serio esa tarea y entiendan el propio marxismo que pretenden enarbolar) permitirnos situarnos, en el plano consciente, por encima de condicionantes propios de nuestra situación objetiva en los diversos ámbitos de que se compone (sexual, de género, étnico, nacional, mundial, etc.). Sin caer, por otra parte y como riesgo siempre posible, en el idealismo, sabiendo que esa elevación siempre será relativa por existir en un mar de determinaciones no superadas en tanto que no se realice la revolución misma. De ahí la crítica y el balance como herramienta inseparable de la praxis revolucionaria, único modo de ir superando políticamente el grado en que tales determinaciones se imponen histórica e ideológicamente, partiendo siempre, pues, de esa situación consciente, y no sometiéndola a mencionados criterios exógenos al instrumental teórico de que disponemos para la transformación social, provocando con ello la fosilización del marxismo como cosmovisión dialéctica, reduciéndolo a un agregado de consignas para la defensa corporativa de unos intereses de clase concretos y limitados sindicalmente (reducido, por tanto, a otra respuesta en sí y parcial más, algo para cuya superación nació precisamente), a los que se le superpone artificiosa y voluntaristamente (desde una suerte de espontaneísmo teórico o epistemológico) otras elaboraciones teóricas cuyo «momento de verdad» es lo que el marxismo mismo debe desentrañar e incorporar para sí. Porque, si somos marxistas, es porque consideramos que el marxismo es lo que aporta las armas teóricas para el desarrollo de la práctica revolucionaria histórica, lo cual implica conocer desde sus principios cada uno de los aspectos que permiten analizar la realidad y conocerla en su transformación, no siendo coherente tal asunción con la delegación a otras perspectivas epistemológicas de ciertos ámbitos de la realidad por, insisto, criterios como los mencionados, que chocan con el marxismo mismo. Y, por tanto y para terminar, reconociendo la necesidad de que el marxismo vaya evolucionando conforme evoluciona la realidad a la que quiere responder, rechazando firmemente las posturas que lo consideran ya acabado para toda concreción, osificándolo antidialécticamente e incapacitándolo para, desde su núcleo relativa y legítimamente axiomatizado, colocarse en situación de poder responder a problemáticas que surgen con el propio devenir social y que no pudo por ello conocer anteriormente. Por ello hay que conocer (para negar superando y no para yuxtaponer conciliando) las propuestas analíticas y políticas de la infinidad de campos en que podemos parcelar la realidad con el objeto de detenernos momentánea y dialécticamente sobre ellos para conocerlos en su interconexión con el resto de ámbitos, con el fin último y principal de su transformación. Adjunto en la respuesta a este tuit una cita de Lenin que creo puede ayudar a comprender mejor el sentido último de lo aquí improvisado.

Reply · Report Post