Klaus.


Después de la conversa con Caroline, Klaus salió de casa, en busca de las brujas. Klaus tenía que cumplir o almenos hacer ver que cumplía el trato con las brujas. <Ya empiezo a parecerme a Dahlia>, pensó el híbrido. Pero esta vez había un motivo mayor. Livie. Tenía que encontrar que era. Tenía que ayudarla. Y solo se ocurrió ir en busca de las brujas. Y como era de esperar, estas no aceptaron tratar nada con él, sin pedir algo a cambio. Querían la humanidad de Klaus y por encima de todo, querían que él solo, matará a todos los que él quería, que los alejará y el gran híbrido immortal quedase totalmente solo, aillado. Ser un objetivo fácil de matar. A fin de cuentas, sin compañia, el híbrido podía serlo. Las brujas habían fallado una sola vez, y fue gracias a la mente de su mejor amiga, la fuerza de su hija y el cariño de su pequeño. Todo era lógico, las brujas querían que Klaus estuviese solo, para poder matar a Klaus sin ningún obstaculo por en medio, ni si quiera su família.

Klaus, pero, decidido a poder ayudar a su hija, había aceptado esta condición. Pero las brujas, se olvidaban de algo, los más de mil años de Klaus, le habian dado suficiente experiencia a la hora de hacer teatro, así que iba en ventaja y sería capaz de fingir perfectamente que su alterego Nicklaus, había aparecido, cuando en realidad no era así. Tenía que fingir incluso en su propia casa y alejar a los pequeños de él, almenos por el momento, ya que en el momento en el que las brujas descubrieran la trampa de Klaus, ellas mismas irian a dañar a sus hijos y a todo aquel que importaba a Klaus. Solo esperaba que la rubia cumpliera con su trato y ayudase a Livie. Estaba seguro que su pequeña la necesitaría.

Finalmente, llegó con las brujas, los cuales lo estaban esperando de muy buena gana. Solo había una última condición. Klaus tenía que dar parte de su sangre, para poder investigarla. A lo que no se quejó. Tenía que demostrar que era Nick y que le era igual. Era su único objetivo. Ayudarla, ayudar a Livie. Que no estuviera preocupada y que no tuviera miedo de ella misma. Es lo que le había intentado decir en su discusión, pero lógicamente, tenía que parecer Nick. Solo esperaba que Caroline fuese capaz de decirle esto a Livie. La verdad es que Klaus no estaba seguro de volver a verla, ni a Eric, ni a Kate y tan si quiera a Caroline. Klaus había firmado su sentencia de muerte. Pero esperaba que valiese la pena. Klaus les dió la parte de su sangre a las brujas, y luego esperó su respuesta. Las brujas dijeron que no tenían constancia de que fuera una, pero que había ciertos seres con cualidades semejantes. El híbrido, al enterarse de esos seres abrió la boca, con los ojos como platos, a fin de cuentas, era una posibilidad. El híbrido las miró, algo preocupado. Quería salir corriendo, ir a buscarla y pedirle perdón. Pero era consciente, que las brujas, solo le habían parado una trampa. Estaba atrapado, y está vez, tenían todo lo necesario, para acabar de crear la única daga, que funcionase en Klaus. La daga, capaz de dormir al híbrido original.

Klaus, pero, antes de caer rendido en una oscuridad, tuvo tiempo de mandar un mensaje a Caroline y otro a Livie. Una simple frase. A Caroline, un gracias, acompañado de un te quiero y la poca información que había obtenido. A Livie, un espero que puedas perdonarme, te quiere, tu padre. No podía decirles nada a Kate y a Eric. Pero cuando despertase, las brujas se iban a enterar.

Y Klaus, cayó rendido en la oscuridad.

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