[Historia de Principe]

Corría el 2001, más precisamente el mes de Mayo, 27 de mayo. Fecha 17° del torneo Clausura, Racing tenía una parada difícil en Santa Fe con Colon, no podía perder, faltaban 3 fechas y la promoción acechaba, como tantas veces, y el equipo de aquel discutido Merlo, la sufrió hasta lo último. Pero nos vamos a detener ahí, en la previa de ese partido. Viajamos con la chata de Claudio, y parar en San Nicolas para pedirle a la Virgen, era para mí casi obligatorio. Mi vieja muy devota, me inculco el amor por esa virgencita. Había que pedirle que ganáramos los 3 partidos que quedaban, y una vez salvados, que haga lo que pudiera con La Academia y mi corazón. Cada uno le pidió a su manera, no todos somos muy creyentes, pero Racing te lleva a hacer y creer en cualquier cosa. Entonces, aparte de mi rezo, mi idea era comprar algunos rosarios para regalar a la vuelta. Fuimos al hotel donde concentraba el plantel, era habitual que pasáramos antes de ir a la cancha. Nos metimos y recuerdo que terminaba la charla técnica, iban saliendo los jugadores, yo tenía un rosario que había llevado para darle a algún jugador, no sabía quién, iba a ser un “elegido” de momento. Recuerdo que salían 2 pibes del Club, Principiano y Milito. Me acerco al segundo, y le digo: Toma Diego, pase por la virgen de San Nicolas y traje este rosario para alguien, es para vos. ¡SUERTE! De movida, Merlo no puso a Milito entre los 11, los delanteros fueron El Chanchi y Rueda, - Cuanta suerte le trajiste! Fue el comentario de todos entre risas. La historia cuenta que Milito ingreso a los 22’ del segundo tiempo, y a los 45 minutos, clavo el empate y la locura de los pocos que habíamos ido hasta la cancha de Colon. De casualidad lo cruce con Central en Racing, justo la fecha siguiente, que el no pudo jugar por que lo habían expulsado por sacarse la camiseta en el festejo. Me vio y me dijo ¡GRACIAS! Yo estaba feliz, después de una semana me había reconocido. Entre Agosto y Diciembre de ese hermoso 2001 le pedí mucho a la virgen, donde finalmente nos quedamos con ese ansiado campeonato. A Milito lo volví a ver en Perú, en la Libertadores 2003, donde nos tuvimos que subir a su micro para poder salir del estadio de la U, pero no hubo ni saludo. Después de eso, “El Príncipe” fue a Europa a ganar todo, a hacerse ídolo, a ser una estrella del futbol mundial. Las vueltas de la vida, y su deseo, hicieron que regrese al Club de sus amores este año, y yo tener la suerte de estar trabajando acá todos los días. Mi pregunta era ¿Se acordara de mí? La primera vez que lo cruce, me di cuenta que me saludo como alguien que no sabes bien quien es, pero lo recordas, hasta que tuve la posibilidad de poder entablar una conversación con él, y si, increíblemente se acordaba de mí, pero lo mejor, estaba por venir. No hace mucho me acerco y le digo: - Diego,¿ te puedo hacer una pregunta? A lo que me contesta: - ¿Me vas a preguntar por el Rosario?... uffff imagínense lo que me paso por la cabeza en ese momento, yo siempre lo tuve presente, pero el, el protagonista, el campeón de todo, el mismísimo DIEGO MILITO. Me dijo que desde el momento que se lo regale, siempre lo tuvo con él, que lo acompaño en toda su carrera, que en cada concentración lo tiene en su mesita de luz. Para mí, cada palabra que él decía era cada vez más increíble, superaba hasta las historias que imaginaba y contaba a mis amigos. Habrá notado por mi cara que lo que contaba era mucho, demasiado, y me dijo: ¿No me crees? -SI! Le conteste yo, atónito. -Mañana concentramos y lo traigo. Termino y se metió en el vestuario. Al otro día, lo espere como nunca, como los hinchas que vienen a diario para atesorar esos 5 minutos que guardaran en su recuerdo, era un nene más. Después de las fotos y las firmas, me acerque y me dijo, vení, acá esta. Abrió su valija, saco su botinero y ahí estaba el rosario, aquel rosario que le había dado 13 años atrás en Santa Fe. En ese momento no lo dude y le dije por primera vez: Diego, puede ser una foto con el Rosario. Nos sacamos la foto, como para inmortalizar ese momento, como para terminar mi historia de “Milito y el Rosario” con un final que nunca hubiera imaginado. Para cerrar esta historia imposible de sintetizar, a los 3 días me llamo y me dijo: Esta camiseta es para vos, te la mereces, siento que te la debo desde aquel momento. Yo llegue a contestarle que no hacía falta, que estaba bien igual, que no me debía nada. Me contesto con otro halago que me lo guardo. Me lleve la camiseta que lleva su nombre, el mismo que brillo en España e Italia, el mismo que volvió a Racing para regalarnos momentos únicos, y coronarlo si dios quiere en 13 días con algo que soñamos todos.

Esta es mi película, una historia increíble.

#GraciasMilito



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