Artículo 3. Declaración Universal de los Derechos Humanos
“Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.”

¿Qué valor tiene la vida para cada uno de nosotros? ¿Qué significa la muerte de un venezolano? ¿La muerte se ha convertido solo en una cifra?

La situación crítica en la que nos encontramos como sociedad, nos obliga a reflexionar sobre los valores elementales que una vez fueron motivo de luchas, y hoy son banderas que enarbolamos con orgullo. Acaso nos hemos preguntado qué significa el sacrificio de la propia vida, o en todo caso de la vida de un ser querido, es realmente indignante la normalidad como se toma en este país la muerte, que comentarios tan atroces y desembarazados de humanidad hemos tenido que escuchar en los últimos tiempos: “¿que estaría haciendo?”, “¿es oficialista u opositor?” “¿quién lo manda a salir?”.

Esta es la reacción de la mayoría, nadie se indigna por un asesinato, nadie se escandaliza por la violación de un Derecho Humano, lo que no es cualquier cosa, es lo que se supone nos distingue del resto de los animales, pero evidentemente a pesar de nuestra inteligencia a veces nos comportamos como bestias. A nadie debería importarle si es oficialista un opositor, si es rojo o azul, si cree en la cuarta, en la quinta o ninguna de las dos. Lo importante es que ha sido robada una vida, lo importante es que hay un niño sin padre, una madre sin hijo, y una mujer viuda. Nos hemos vuelto tan egoístas que el fallecido es solo un dígito más de una cifra, es una prueba para demostrar un argumento o la evidencia probatoria de nuestra acusación al gobierno o a la oposición.

Debo decirles a quien si le duele realmente, le duele a la madre que nunca volverá a ver a su hija asesinada por salir a protestar, le duele a los niños que se acostaron con padre y se despertaron huérfanos, le duele al compañero que ahora arriesga su propia vida en busca de justicia, le duele al hermano que ahora crecerá solo y saben que… nos debería doler a todos! Porque desde hace poco más de un mes han caído demasiados jóvenes, deslíndense de las comparaciones con la cuarta, de si antes morían más o menos, ese no es el debate, porque UNA vida perdida es demasiado costosa para que alguien en este mundo pueda pagarla. Quien pagara los sueños incumplidos, quien pagara los momentos no vividos, podría dar todo el crédito de su vida y aun así no podría pagar.

Expresamos sin mayores rodeos nuestras más sinceras condolencias a todos los familiares y amigos de los caídos en las protestas de las últimas semanas, para con ustedes nuestras palabras de aliento y solidaridad aunque con ellas no podamos menguar el inmenso dolor que deben estar sintiendo. Asimismo, a todas aquellas personas a las que les han sido arrebatados miembros de su familia a causa de la intensa e incontrolada inseguridad de las que somos víctimas los venezolanos. No nos parece “normal”, no nos importa el tilde político, económico o social, para nosotros no son una cifra, son hombres y mujeres a las que le quitan la vida injustificadamente.

Estas líneas apelan a la humanidad, a los valores que nos hacen hombres y mujeres, a la solidaridad con nuestro igual, al respeto de quien me es
desconocido. La invitación es a quien me adversa y a quien comparte mi idea, la invitación es a ver las heridas de Venezuela, a comenzar a amarla sinceramente, porque amar a tu tierra es amarte a ti mismo. Si tu sangre se derrama se desgarra el alma de la tierra que te vio nacer.

¡Que la vida en Venezuela sea más importante que una cifra, que un color, o un argumento!

Jenifer García
Presidenta Juvenil Nacional de la J-M.A.S.
Venezuela

Reply · Report Post