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Carta de Sebastián Ignacio Donoso Bustamante
Quito, 15 de febrero de 2014

Señor Economista
Rafael Correa Delgado
Presidente Constitucional de la
Republica del Ecuador

Carta Abierta.

Señor Presidente:

El día de ayer recibí en mi correo electrónico la carta adjunta, en la cual me pide abiertamente que vote por su candidato a la alcaldía de Quito. Me sorprendió recibir su mensaje, por cuanto no recuerdo haberle proporcionado mi dirección de correo electrónico.

Sin embargo, ya que recibí su carta, siento que lo justo es que la responda.

Me extraña y me disgusta que ahora Ud., en circunstancias en las cuales el candidato de su movimiento político esta perdiendo a paso acelerado el respaldo popular, se dirija a mí para pedirme el voto.

En primer lugar, quien debería dirigirse a mí para pedir mi voto es el candidato a la reelección para la dignidad de alcalde, y no Ud., pues Ud., no es candidato a ninguna dignidad de elección popular en este momento, y por lo tanto no existe razón alguna por la cual Ud., deba intervenir en la elección a favor de ningún candidato. Le ruego que me pida el voto cuando Ud., este de candidato a algún cargo de elección popular. Entonces, le responderé.

En segundo lugar, dicha carta esta plagada de sus usuales y típicas frases de propias de la permanente campaña que lleva adelante desde 2006: “Patria Grande”, “palabrería barata”, “¡Prohibido olvidar!”, “¡Ese pasado ya lo vivimos!”, “Que nos roben todo, menos la esperanza”, “¡Ni un solo voto al pasado!”, “¡Todo, todito 35!” y “¡Hasta la victoria siempre!”. Ha repetido Ud., tanto estas frases que, para mi, carecen ya de contenido, no representan nada positivo, sino todo lo contrario, y le voy a contar porque.

La “Patria Grande” la hacemos todos, no solo los que apoyan su gestión. Quienes cuestionamos y criticamos aspectos de su administración también somos parte de la “Patria Grande”. Sin embargo, aunque Ud., no me conoce mas que de vista, y nunca ha conversado conmigo ni sabe quien soy ni como pienso, ni porque pienso así, cada sábado me denigra y descalifica con todo tipo de epítetos, arbitrariamente excluyéndome de la “Patria Grande” que Ud., pregona, pero que para Ud., solo esta conformada por sus seguidores incondicionales. Yo soy uno más de los miles de anónimos ciudadanos a quienes Ud., ofende solo porque disentimos. Pero no soy un número sino una persona, y estoy ofendido. Antes de pedirme el voto para su amigo, debería Ud., disculparse conmigo por todo lo que me ha dicho sin siquiera conocerme. Hágame sentir parte de la “Patria Grande”.

Por “palabrería barata” entiendo un conjunto de frases sin sentido, lanzadas al viento, que no tienen ningún valor. Con todo respeto le digo, sus cadenas sabatinas están plagadas de “palabrería barata”. La forma como Ud., ironiza, se burla y denigra verbalmente a quienes discrepamos con algunas de sus políticas no es mas que “palabrería barata”. Soy una victima semanal de su “palabrería barata”, y estoy harto de serlo por el hecho de pensar distinto que Ud., y ejercer mi derecho a opinar libremente y sin censura.

Cuando Ud., dice “Prohibido Olvidar”, parece referirse al olvido de carácter selectivo. Ud., me pide no olvidar los errores que cometieron sus antecesores en un distante pasado, pero para decidir mi voto en esta elección los errores que quiero recordar con mayor intensidad son los que Ud., y sus funcionarios han cometido “ayer”. Y en función de los errores de su gestión, que me son más fáciles de recordar por recientes, (y que desde mi punto de vista son tan o mas graves que los cometidos por sus antecesores), decido mi voto.

Dice Ud., “¡Ese pasado ya lo vivimos!”, para recordarnos los errores de pasadas administraciones. Pero Ud., no gobierna desde ayer sino desde el 2007. Es decir que buena parte de su gestión puede ser considerada como “pasado que hemos vivido”, aunque reciente. Me pregunto si el pasado más lejano que vivimos es mejor que el presente que estamos viviendo, especialmente en Quito. Me respondo que en cuanto se refiere a la administración de esta ciudad, ciertamente para mí el pasado fue mejor. Y voy más allá, pues en cuanto a la administración del país se refiere, hay aspectos del pasado que son mejores que muchos del presente, y otros que son igual de malos. Todo ello, sin desconocer sus obras del pasado reciente, ni tampoco las de quienes gobernaron Ecuador en el pasado mas lejano.

“Que nos roben todo, menos la esperanza”, me dice Ud. Sin embargo cada día, conforme Ud., acumula poder, arrincona, hostiliza y persigue a sus críticos y opositores; cada sábado conforme Ud., ofende con todo tipo de epítetos a quienes pensamos diferente, conforme Ud., me dice hasta en que tengo que creer y me dicta cual ha de ser mi moral; me roba la esperanza de vivir en una verdadera y saludable democracia, mi mas cara aspiración.

En cuanto a su arenga: “¡Ni un solo voto al pasado!”, en esto si estamos de acuerdo. Sin embargo, mi voto, como debe favorecer ya sea a un nuevo alcalde, o reelegir al anterior, no lo decido en función de las administraciones que tuvo Quito en el distante pasado, sino en el pasado reciente y, desde mi perspectiva, ese pasado “de ayer” deja mucho mas que desear que el la década del 90 o primer lustro del siglo XXI.

¿Porque tengo que votar “¡Todo, todito 35!”? Sin duda habrá candidatos que puedan agradarme de la lista 35 y otros que no. La democracia exige debate, pluralismo, propuestas desde varios sectores opuestos, diversas ideologías y proyectos políticos en constante discusión. También exige alternancia en el ejercicio del poder. Si mi voto es “todo 35” no garantizo aquello. No olvide que el poder es efímero, y que la vigencia del sistema democrático pleno es mucho más importante que un proyecto político, sea cual fuere.

“¡Hasta la victoria siempre!”, es una frase que tiene autor, se llamo Ernesto “Che” Guevara de la Serna, y no solo que debe ser citada apropiadamente sino que además debe ir entre comillas y debe ser contextualizada. No creo, sinceramente, que esa frase se ajuste a Ud., y a su gestión, pues pertenece “al pasado que ya vivimos” y que es “prohibido olvidar”.

Finalmente, no me pida su voto si no esta dispuesto a escucharme. No me pida su voto si al mismo tiempo me denigra cada sábado, sin conocerme, por el solo hecho de que pienso distinto y de que no estoy de acuerdo con varios aspectos de su gestión gubernamental. Hoy me pide Ud., el voto para su amigo, y le digo NO. Y entre otras razones, le dije NO porque estoy convencido de que aquello que Ud., dice en la carta que me envió es falso. Ni Quito esta bien ni estará mejor si el actual alcalde gana la reelección. Quito no pierde si su amigo pierde. El que pierde una cuota de poder es Ud., y eso es bueno para la democracia.

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