[@goblinoide]
NO QUARTER – LED ZEPPELIN

El sol se alzaba sobre la colina de Bolsón Cerrado. Era uno de esos domingos en los que Bilbo acostumbraba a salir al jardín con su pipa y pasar la mañana fumando y tarareando canciones en el banco, hasta la hora de comer, claro. Pues bien, aquel domingo tenía toda la pinta de ser un domingo de canciones y anillos de humo por doquier.
El viejo hobbit estaba sentado, como se ha explicado antes, con su pipa encendida en la boca y un buen repertorio de canciones cantadas y por cantar. Se veía a lo lejos a los pequeños niños hobbits correteando por los huertos y por los caminos, hecho que enfadaba a algunos ancianos, pero no a Bilbo. Pasado un tiempo, Bilbo se puso de pie y se estiró. Caminó con la pipa en la boca hasta el buzón. No tenía ningún escrito aquella mañana, que parecía estar hecha para la total tranquilidad. Se fijó que en el camino había un par de hobbits caminando a paso rápido hacia Bolsón Cerrado. Entrecerró los ojos e intentó buscarle nombre a sus caras, y, ¿quiénes eran? Sí, eran Lobelia Sacovilla-Bolsón, y al lado, su marido Otho.
Bilbo tenía la certeza de saber por qué acudían esa mañana a su hogar. Tiempo hacía que las gentes de la Comarca habían anunciado que Bilbo partiría en otro de sus viajes, cosa que Bilbo no había dicho directamente, pero tampoco lo negó en ningún momento. Parecía que aquella noticia había llegado a los oídos de los Sacovilla-Bolsón. Era evidente que estos dos hobbis venían a apoderarse de la colina.
Cuando llegaron, Bilbo, por no variar, ya se había encerrado en su agujero y estaba mirando a escondidas desde la ventana. Los Sacovilla-Bolsón estuvieron un buen rato llamando a la puerta, hasta que se cansaron y empezaron a llamar a gritos a Bilbo, sabiendo que él estaba dentro. Pues bien, Bilbo se dirigió al portal y abrió pesadamente la puerta.
-Buenos días. –Compuso un gesto parecido a una sonrisa pero que no llegaba a serlo.-
Para Lobelia y Otho no parecía ser un buen día, como de costumbre.
El matrimonio Sacovilla-Bolsón estuvo un buen rato discutiendo con Bilbo acerca de su partida y de quién heredaría Bolsón Cerrado junto con gran parte de sus pertenencias. El hobbit tenía ya las cosas planeadas, y le había explicado a su sobrino, Frodo, que si algún día llegaba a ocurrir algo, recurriera al testamento que Bilbo había preparado, y allí se encontraría con su nombre como propietario de Bolsón Cerrado.
Bilbo sabía que cuando se fuera, todo quedaría en manos de Frodo, pero claro, ¿cómo explicárselo a los Sacovilla-Bolsón? Pues, al parecer, no había manera divina de hacer que la pareja se fuera del portal de Bilbo. Después de unos minutos conversando en el portal, Bilbo les invitó a entrar, mostrando sus buenos modales. En algún momento, Bilbo estaba hablando educadamente con Otho, y miraba de reojo a Lobelia, que rebuscaba entre sus baúles y estantes. El viejo hobbit sonrió de oreja a oreja. Había hecho un buen trabajo escondiendo la plata.
Como se comentó anteriormente, no había manera de explicarles que Frodo sería el propietario de Bolsón Cerrado cuando Bilbo no estuviera, y tampoco parecía que se marcharían de la Colina con las manos vacías. Fue entonces cuando la salvación de Bilbo entró por la puerta tarareando con una manzana en la boca. Frodo saludó a Bilbo y a los Sacovilla-Bolsón y, mirando el rostro de su tío, asintió con la cabeza y le ayudó a espantar de Bolsón Cerrado a Lobelia y a Otho, los cuales opusieron resistencia antes de irse con la furia contenida.
Bilbo dio las gracias a su sobrino y volvió a su jardín suspirando, pero sabía que, a pesar de todo, los Sacovilla-Bolsón aun no se habían dado por vencidos.

http://www.youtube.com/watch?v=odY8nff3h0w

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