Pues como era de prever, parece que iberia no escarmienta después de algún varapalo y sigue tratando a sus clientes estupendamente. Hallábame yo un día de este agosto en la famosa T4 del Barajas madrileño, dispuesto a realizar mi ya más que clásico viaje Madrid-Düsseldorf. Debido a diferentes circunstancias que no procede comentar aquí, llegué con casi 3 horas de antelación con el fin de realizar mi check in en el mismo aeropuerto, teniendo así un buen margen temporal ante vicisitudes imprevistas. Puesto que los mostradores suelen estar atestados, máxime tratándose de un gran aeropuerto español y en época de vacaciones estivales, aun sabiendo que el resultado es muy probable que sea el mismo que el 90% de las veces, me dirijo a las máquinas de check in automático de Iberia. Y… ¡oh, sorpresa! No funcionan las máquinas, es absolutamente imposible imprimir el billete en estas máquinas, en ninguna de ellas, y ya van… n veces, perdí la cuenta.
Me dirijo al mostrador correspondiente. Bien, allí una no amable señorita (siento no recordar el nombre, lo memoricé para colocarlo aquí pero se me fue totalmente de la memoria) me informa de una forma brutalmente arisca: “pues no, no hay sitio”. ¿Cómo que no hay sitio, qué significa que no hay sitio? Esto no es un cine, yo tengo mi billete y quiero salir en mi vuelo, que para eso lo he pagado. A precio de tinta de impresora, debo decir. “Pues hay overbooking y tú eres el primero que llega después de completarse el avión, así que no tienes sitio”. ¿Cómo? “Sí, es una práctica legal y todas las compañías lo hacen así que no puedes hacer nada” Inaudito. Por favor, quiero mis derechos como viajero por escrito. “Bueno, tú única solución es facturar la maleta, ir a la puerta de embarque y esperar a que alguien no llegue a tiempo y puedas conseguir un sitio. Sino, si hay sitio, te meterán en el siguiente vuelo (que llega a las 00.00 al destino)” Insisto, quiero mis derechos como viajero por escrito, quiero leerme la normativa europea sobre esto yo mismo. “Pero que es lo que te estoy diciendo, no puedes hacer nada” A ver, puede que sea legal, yo no soy abogado y ahora mismo no lo sé, sin embargo me parece una falta de ética y moral enorme por parte de una compañía hacer esto y más en estas fechas. Además, experiencias pasadas me dicen que si no salgo en ese vuelo, este es el camino más corto hacia la pérdida de mi maleta. “Pero es que es legal, tú haz lo que quieras, incluso hay gente que lo pide de forma voluntaria porque te corresponden 250€ de indemnización y te van a dar un vale para comer en el aeropuerto (comida de mierda y en cantidades que rozan el ridículo)”. Bueno mira, hay gente para todo pero a mí ese dinero me importa muy poco, mi interés exclusivo es llegar a la hora que yo quería y pagué en su día, así que por favor, dame la normativa por escrito para que me quede más claro y pueda conocer todos mis derechos al detalle, que no es que te diga que no me crea lo que me estás diciendo, pero prefiero leerlo yo mismo y tenerlo por escrito. “Bueno, si tú puedes creerte o no lo que quieras, a mí me da igual. Vete al mostrador de atención al cliente cuando pases el arco de seguridad si quieres”. Gracias, amable. A ti y a tu tono despectivo. Antes de irme, esta trabajadora tan eficaz y agradable, me comenta que al haber llegado yo el primero con overbooking, tengo toda la preferencia. Cosa que luego descubriremos que es mentira.
Una vez llegado a las puertas de embarque, me dirijo al mostrador de atención al cliente de Iberia. Y oye, al César lo que es del César, aquí Iberia se merece un 10. Consciente de la capacidad de sus empleados de llevar la capacidad de las relaciones sociales en el trato con el cliente hasta el extremo, el extremo asco, tienen puesta una máquina dónde puedes consultar todo tipo de información sin interaccionar con gente que te mira y actúa cómo si acabases de salir de una isla de leprosos. Aquí es donde me informé de todos mis derechos y, para el futuro viajero que se vea en esta tesitura, lo puede consultar en román paladino aquí o la misma información un pelín más formal, aquí. Básicamente hay 3 puntos esenciales: indemnización monetaria (que puede cobrarse en metálico en el momento), comida y llamadas u otro tipo de comunicaciones. Esto es muy importante tenerlo presente siempre, con suerte nunca lo usará el viajero que esté leyendo esto. Con mala suerte, lo sabrá y se ahorrará tiempos y engaños.
¿Y a la hora del embarque? Consejo muy importante: estar extremadamente atento, sin despistarse un segundo. Antes del embarque, intenté comentarle mi situación al personal de Iberia que había allí y cómo debía proceder. En un afán comunicativo sin precedente alguno en esta compañía, no me dejaron terminar. “Siéntese y espere, nosotros le avisamos”. Evidentemente, se refería a los viajeros normales, pero mi situación es otra, yo quiero saber si me van a avisar si falta alguien, si tengo que preguntar, qué es lo que tengo que hacer exactamente. “Sí, sí, nosotros le avisamos”. De nuevo, se refiere a los viajeros con billete y, lo más importante, sitio asignado. Pues bien, obviamente ni un triste aviso para mí, así que cuando termina de embarcar el último pasajero, me acerco de nuevo a preguntar. Descubro que hay una mujer con su hija, muy indignadas y, naturalmente, en mi misma situación. El señor de Iberia actúa cómo si hubiera comprado un ticket en primera fila para ver el espectáculo, es decir, que vengo a mirar y no a interactuar, aunque lo he hecho constar. En otras palabras, no me hace ni caso. Le explica a la señor la situación, la forma en qué podría entrar en el avión, etcétera. Esto significa que actúa como si estas dos personas tuvieran suprema preferencia ante mí, relegándome a mí no a un segundo, sino tal vez un cuarto o quinto plano. Esperamos, porque aún falta gente procedente de la conexión con otro vuelo. Falta una familia completa, son 8, hay esperanza. Cinco minutos más tarde llegan los 8, maldita sea. Espera, aún falta una chica procedente de un vuelo de Palma. Parece que no va a llegar, queda un sitio libre… y somos 3 personas. Obviamente Mr. Iberia le ofrece el sitio a las otras dos personas. Maldigo a los 12 apóstoles, uno detrás de otro y con paciencia, para que se enteren bien. La mujer ofrece a su hija viajar sola y reencontrarse en el aeropuerto a su llegada. La chica declina la oferta y… ¡sí, el sitio es mio! Después de explicarle a la señora sus derechos y el mostrador al que dirigirse para hacerlos valer, y también de una tremenda reprimenda de la señora a Mr. Iberia, llega mi turno. Le pido explicaciones al este señor tan amable sobre los órdenes de preferencia, puesto que en el check in me habían prometido ser el primero en la lista. Él me comenta que eso no es así, que depende de la situación de cada viajero. Le pregunto entonces sin me han mentido descaradamente en el check in. Pone cara de poker y me dice que no sabe muy bien qué me habrán dicho pero que eso no es así, que por ejemplo los viajers con la tarjeta Iberia Plus tienen preferencia (malditos puntos perdidos por no dejar que Iberia comercie con mis hábitos) u con otro tipo de ventajas, y que en este caso era así. Bien, bien, estoy muy harto, sólo quiero montarme en el avión y llegar a mi casa.
Corolario de esta aventura: el trato de Iberia es deplorable, desaconsejo viajar con ellos totalmente. No es por esta experiencia, han sido muchas y pocas veces he encontrado personas amables. Una situación desagradable como esta, se lleva mucho mejor con buenos modales por parte de todo el mundo. Y sí, se puede hacer, yo lo viví cuando la cancelación de vuelos del volcán islandés y la gran amabilidad de Scandinavian Airlines. Otro consejo es conocer qué derechos se poseen y reclamarlos sin pudor. Y mi tercer consejo, cómo ya he dicho, intentar evitar por todos los medios utilizar esta compañía, si esto no es posible, realizar el check in online cuánto antes para esquivar, en la medida de lo posible, estas situaciones. Y bueno, recordar que Iberia realiza esta práctica de forma asidua, puesto que es la primera vez que lo vivo en mis carnes, pero no la primera que lo veo en esta ruta.
Así las cosas, muy bien Iberia, mi más sincera enhorabuena por una política de contratación muy eficaz, ya que entiendo que se pretende filtrar a toda persona amable y, salta a la vista, el objetivo está más que cumplido. La próximas veces de aquí en adelante, otra compañía se llevará mi dinero.

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