EL FIN DE LA ILUSION

El Tesoro Nacional le ha dejado Títulos de Deuda de diverso color y plazo por más de u$s 31.000 millones, es decir, algo más del 61% de las Reservas. En los hechos, no hay ya "re-servas" y de allí un conjunto de medidas que muestran la desesperación: con 2 días de di-ferencia, el Banco Central y el Ministerio de Economía sacaron Resoluciones que reducen a plazos ínfimos la liquidación de divisas por parte de los exportadores.

Pese a los intentos desesperados, el “contado con liquidación” sigue siendo el camino ele¬gido para que una vez ingresados, los dólares (cualquiera sea su origen) sean retornados al exterior fugados.

De nada sirvieron las medidas policiales en el microcentro ni la espectacularidad de la AFIP. La fuga de divisas tiene un fundamento más profundo: ésta política económica está agotada y la tozudez es la que manda.

Para moderar la brecha cambiaria (aproximadamente 17%) de lo que ya es, en los hechos, un doble mercado de cambios, hacen intervenir a la ANSES vendiendo los bonos titulados en dólares. Debilitan de ésta manera al Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) y no logran el objetivo pergeñado. Tercos, insisten la acción mientras la fuga de divisas continua.

Del otro lado (importaciones) la acción de la Secretaría de Comercio Interior (Moreno) en-durece las condiciones generando un superávit comercial artificial y que a esta altura resulta más una política activa recesiva.

Pero ahí no se agotan los problemas.

Se desconoce el monto deuda flotante (libramientos impagos, pago a proveedores, etc) pero lo cierto es que la obra pública está prácticamente parada por la deuda con certificados que ha agotado la capacidad financiera de las empresas.

Las provincias y municipios están librados a su suerte y algunos ya piensan en retomar el camino de las “cuasimonedas” para pagar salarios y proveedores locales (Córdoba, Buenos Aires, Entre Ríos)

Más allá del hecho político de la expropiación de YPF empiezan aparecer serios problemas financieros cuando en el imaginario gubernamental se creía que esa controvertida acción le iba a dejar saldos importantes a su favor.

No es así, en el corto plazo deben enfrentar serios problemas financieros y de disponibilidad de productos derivados del petróleo naftas y gas. (la decisión de Repsol de no traer los bar-cos de GLP obligara a salir a buscar gas a cualquier precio al contado, Argentina carece de crédito internacional).

Ni que hablar cuando la creciente inflación promueva conflictos sociales, reapertura de pa-ritarias, necesidad de actualizar las prestaciones sociales, etc.

Hemos llegado al fin de la ilusión. Las utopías son otra cosa.

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