"Crisis (32): Empieza 2012", por demanda popular para los que no tenéis Facebook. No falla nunca. A pesar de que he explicado mil veces que la profesión de economista no es predecir el futuro, cada día 1 de Enero, la gente me pregunta qué pasará en la economía mundial durante el año que empieza. Si no tengo ganas de hablar, los remito a una web de profesionales del futuro (www.tarot.es). Y si tengo ganas de hablar, les explico no lo que pasará sino lo que está pasando. Hoy tengo ganas de hablar y comentaré los cuatro aspectos básicos de la economía a día de hoy, 1 de enero de 2012.

Primero, 2012 empieza con la misma debilidad económica con la que ha acabado 2011: la periferia de Europa vuelve a estar recesión (es decir, con crecimiento económico negativo) y los Estados Unidos siguen anémicos. Tanto allí como aquí, gobiernos, bancos y familias están inmersos en un proceso de desendeudamiento que los lleva a recortar gastos, cosa que reduce la demanda de la economía y provoca caídas en la actividad económica.

A eso se suman dos hechos nuevos: da la impresión que la burbuja inmobiliaria China ha explotado, aunque está para ver si la caída será catastrófica o lenta y como afectará al resto de países emergentes. Por otra parte, la crisis económica de la periferia se ha contagiado al centro de la eurozona y países como Alemania y Holanda pueden acompañar España, Italia o Grecia por el camino de la recesión.

Segundo, todo apunta a que se nos están acabando las balas con las que luchar contra la crisis. La bala fiscal no se puede utilizar porque los mercados financieros no quieren prestar a los gobiernos. Las balas para dar confianza a la economía y animar así la inversión también son cada vez más escasas. Cada vez que, después de anunciar las medidas definitivas para arreglar la crisis, los políticos se reúnen en una cumbre fallida, su credibilidad se reduce porque queda patente que no saben el qué se hacen. Las balas para reparar el sector financiero que comporten ayudas a bancos levantan un rechazo popular cada vez más generalizado, cosa que hace que cada vez sea más difícil su utilización.

Tercero, la “gran esperanza” de europa hoy es el Banco Central Europeo (BCE). Hasta ahora ha habido una tensión constante entre los países del centro que iban bien (y que, por lo tanto querían una política monetaria restrictiva que impidiera que el BCE comprara deuda soberana) y los de la periferia que iban mal y que querían que el BCE imprimiera euros para facilitar el crédito entre los países de la unión. La novedad del 2012 es que parece que el centro ya no va tan bien y, paradójicamente, ¡eso es bueno para la periferia! La razón es que, a partir de ahora, a todos nos conviene que la política monetaria sea expansiva. De hecho, durante diciembre 2011, el BCE ya ha imprimido centenares de millardos de euros y, aparte de calmar los mercados durante unas semanas, eso ha tenido una consecuencia: el valor del euro ha bajado. Si el euro se sigue depreciando durante el 2012, los productos que se venden en euros (es decir los nuestros) también se abaratarán y eso hará que podamos exportar más. La demanda de exportaciones puede acabar siendo el componente que nos saque de la crisis.

Y cuarto, la competitividad. Cuando vi Mariano Rajoy hacía que el "ministerio de economía", pasara a ser de "economía y competitividad" me sorprendió. Por una parte, lo celebré porque si tenemos que señalar el problema más importando de la economía española hoy es el de la falta de competitividad y es bueno que el gobierno lo entienda así. Por otra parte, sin embargo, me preocupó que el gobierno dedicara un ministerio a la competitividad porque ya puede caer en la tentación en la que han caído tantos gobiernos del mundo: pensar que para ser competitivo había que hacer investigación y desarrollo (I+D) en unos “sectores prioritarios” (normalmente telecomunicaciones o la biotecnología aunque en los últimos años se han puesto de moda los sectores verdes y renovables) y eso es un gran error.

El gobierno tiene que entender tres cosas en temas de competitividad e innovación. La primera es que, en el nivel de renta de España, ser competitivo quiere decir innovar y que todas las empresas de todos los sectores pueden y tienen que innovar para progresar. Si uno estudia las grandes ideas empresariales de las últimas décadas, uno se da cuenta de que no sólo innovan los sectores "modernos" sino que también lo hacen sectores milenarios como el circo (Cirque Du Soleil), el vestido (Zara), los muebles (Ikea), el vino (todo el sector en Australia) o el café (Nespresso o Starbucks).

La segunda es que no sólo innovan a los científicos sino todos los ciudadanos: sólo el 8% de las ideas empresariales provienen de científicos a través de l'I+D formal. El 92% de las ideas empresariales provienen de los trabajadores (Amancio Ortega era un vendedor de camisas antes de crear Inditex), estudiantes (Mark Zuckerberg, creó Facebook siendo estudiante) o incluso saltimbanquis de calle (como Guy Laliberté, el creador de Cirque du Soleil).

La tercera es que para tener una economía competitiva e innovadora hace falta un sistema educativo que (a) dé los instrumentos para crear a la mayoría de la población (trabajadores, los estudiantes o incluso los saltimbanquis de la calle) y no sólo a científicos y (b) facilite la implementación empresarial.

Debilidad económica, el agotamiento de las balas para luchar contra la crisis, la depreciación del euro y la competitividad. Yo no sé qué pasará en alguna de estas áreas durante el año nuevo. El qué sí sé es que estas son cuatro aspectos de la economía que hay que tener en cuenta hoy, el día que empieza 2012.

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